En los pasillos del poder en Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum ha lanzado una apuesta de alto riesgo que podría costarle caro a la economía mexicana. Su propuesta de imponer aranceles de hasta 50% a productos chinos —que afectará 1,463 fracciones arancelarias equivalentes a 52 mil millones de dólares en importaciones— ha desatado una tormenta diplomática con Beijing y advertencias contundentes de expertos en comercio internacional.

Mexconomy — La medida, presentada como parte del paquete económico 2026 ante la Cámara de Diputados, busca proteger la industria nacional de las prácticas de "dumping" y se aplicará a países sin tratados comerciales con México: China, Corea del Sur, India, Indonesia, Rusia, Tailandia y Turquía. Sin embargo, las voces de alerta no se han hecho esperar.

Jorge Guajardo, ex embajador de México en China, fue lapidario en su evaluación: el arancel del 50% que planea imponer México a los automóviles chinos es "insuficiente y apenas les haría cosquillas". Esta declaración pone en evidencia la magnitud del desafío que enfrenta México contra el gigante asiático, cuya capacidad de absorber impactos arancelarios ha sido probada en múltiples conflictos comerciales.

Beijing Responde: "Protegeremos Nuestros Derechos"

La respuesta china a Sheinbaum no tardó en llegar. Lin Jian, vocero de la cancillería china, declaró en rueda de prensa que su país "protegerá decididamente sus derechos e intereses" y se opone firmemente a "cualquier coerción por parte de terceros" —una referencia velada a las posibles presiones estadounidenses sobre México para imponer estas restricciones.

"Esperamos que México nos acompañe en el camino de la promoción de la recuperación económica mundial", añadió Lin Jian, reiterando la postura china contra el unilateralismo y el proteccionismo. El mensaje es claro: China no se quedará de brazos cruzados ante lo que considera una medida discriminatoria.

El secretario de Economía mexicano, Marcelo Ebrard, defendió la iniciativa como una medida necesaria para "proteger la industria nacional frente a prácticas de dumping". Sin embargo, la realidad del entramado comercial entre ambos países sugiere que la estrategia podría resultar contraproducente.

El Talón de Aquiles: La Dependencia de Insumos Chinos

El análisis de la estructura comercial mexicana revela una paradoja preocupante: al menos seis sectores estratégicos de la economía mexicana dependen críticamente de insumos chinos. Entre estos se encuentran circuitos integrados, pantallas LCD/LED, cables eléctricos y baterías de litio, además de ingredientes farmacéuticos activos, de los cuales cerca del 90% proviene de Asia, principalmente de India y China.

La Cámara de Comercio y Tecnología México-China ha alertado que la medida impactará directamente a sectores clave como la movilidad eléctrica, la industria automotriz, la electrónica y las energías renovables, al encarecer componentes esenciales para su operación. Esta dependencia estructural convierte los aranceles en un arma de doble filo que podría herir más a México que a China.

Las represalias chinas se perfilan en el horizonte. Beijing podría responder con medidas comerciales contra productos mexicanos emblemáticos como cobre, plata, cerveza, aguacate y carne de cerdo, sectores que emplean a miles de mexicanos y generan divisas importantes para el país.

La iniciativa privada ha sido contundente en sus advertencias: el incremento arancelario podría poner en riesgo una inversión de 60 mil millones de pesos destinada a la apertura de 800 puntos de venta de autos chinos, comprometiendo más de 32 mil empleos directos y limitando el acceso de los mexicanos a vehículos eléctricos e híbridos más accesibles.

La administración Sheinbaum se encuentra en una encrucijada compleja. Busca “proteger” la industria nacional y responder a posibles presiones geopolíticas, pero enfrenta el riesgo de desatar una guerra comercial que podría resultar más costosa que beneficiosa para México. La pregunta que le resta por responder es si los aranceles lograrán el objetivo de fortalecer la industria mexicana o si, por el contrario, terminarán por debilitarla en un mundo cada vez más competitivo e interconectado.

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