En 2023, más de 27 millones de mexicanos laboraban en el sector privado y empresas paraestatales. Los servicios y el comercio concentraron la mayoría de los empleos, mientras que la educación media superior fue el nivel más representativo entre los trabajadores. Sin embargo, las microempresas, la precariedad y la desigualdad regional marcan el mapa laboral del país.
Mexconomy - Los resultados de los Censos Económicos 2024 revelan no sólo dónde y cómo trabaja la mayoría, sino también las tensiones y desafíos estructurales que persisten en el mercado laboral nacional.
En 2023, 27 785 505 personas estaban empleadas en el sector privado y empresas paraestatales. De ellas, el 31.6 % se concentraba en los servicios privados no financieros, un porcentaje similar al del comercio (31.2 %), seguido de las industrias manufactureras (25.6 %). Apenas el 11.6 % restante se distribuía entre actividades como la pesca, minería, construcción y transporte.
La distribución territorial de los empleos expone una profunda concentración: Ciudad de México absorbió el 12.9 % de los trabajadores, seguida por el Estado de México (10.0 %), Jalisco (7.6 %), Nuevo León (6.7 %) y Guanajuato (5.2 %). En contraste, vastas regiones del país continúan relegadas del dinamismo económico.
Analizando las ramas de actividad, la dependencia en sectores de bajo valor agregado es evidente. Más de 2.3 millones de personas se empleaban en servicios de preparación de alimentos y bebidas (8.6 % del total). Le siguieron el comercio de abarrotes y alimentos al por menor (7.7 %) y la fabricación de partes para vehículos automotores (4.3 %). El predominio de actividades de bajo nivel tecnológico y alta rotación laboral subraya la vulnerabilidad de buena parte de la población ocupada.
Respecto al tamaño de las unidades económicas, la fragmentación empresarial es contundente: el 41.5 % de los trabajadores laboraba en microempresas (menos de 10 empleados). Apenas el 29.3 % lo hacía en grandes empresas (más de 251 empleados). Además, mientras las unidades más antiguas tendían a emplear a más personas, las microempresas no mostraban ese patrón, reflejando su precariedad crónica.
En cuanto a las características sociodemográficas, la fuerza laboral mexicana se concentró en los rangos de 31 a 40 años (30.2 %) y de 21 a 30 años (29.2 %), lo que apunta a una población económicamente activa en plena edad productiva. Sin embargo, el nivel de instrucción aún es un desafío: aunque predominó la educación media superior (37.1 %), en sectores como la industria manufacturera, casi la mitad de los trabajadores sólo contaba con educación básica (47.9 %).
La fotografía laboral de México en 2025 refleja un país atrapado entre la modernización y la inercia estructural. Servicios, comercio y manufactura ligera sostienen la ocupación, mientras persisten fuertes brechas territoriales, educativas y de calidad de empleo. La fuerza del trabajo, joven y cada vez más escolarizada, enfrenta el reto de insertarse en un mercado que aún no ofrece oportunidades equitativas ni perspectivas de movilidad real.
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