México enfrenta un deterioro profundo en su mercado laboral en marzo de 2025. Aunque las cifras oficiales reportan una baja tasa de desempleo de 2.2 %, el cruce con tasas de participación decrecientes, subocupación elevada y más de la mitad de la fuerza laboral en la informalidad revela un panorama crítico: abundan los empleos precarios, mal pagados y sin protección social, en una economía que ya registra recesión técnica.
Mexconomy - En marzo de 2025, la Población Económicamente Activa (PEA) en México alcanzó 61.1 millones de personas. Sin embargo, esta cifra, en apariencia robusta, esconde una disminución de 128 mil individuos respecto a marzo de 2024. Se trata de una contracción silenciosa de la fuerza laboral que no responde a mejoras en el bienestar, sino a un desaliento creciente y a la falta de oportunidades reales de empleo formal.
De acuerdo con datos del INEGI, la Tasa de Participación Económica cayó de 60.2 % a 59.3 %, de febrero a marzo, reflejando que menos mexicanos de 15 años y más participan activamente en el mercado de trabajo. Este descenso, aunque de apariencia modesta, es crítico en el contexto actual: implica que miles de personas han dejado de buscar empleo o simplemente han sido expulsadas de la dinámica laboral, en un momento en que el país experimenta una recesión técnica confirmada.
Por su parte, la Tasa de Desocupación se ubicó en 2.2 %. Bajo otras circunstancias, este dato podría interpretarse como éxito en materia de empleo. Sin embargo, es una ilusión estadística: en una economía donde cada vez menos personas participan y donde más del 50 % de los ocupados están en condiciones de informalidad o subempleo, una baja tasa de desempleo no significa prosperidad, sino agotamiento del tejido productivo formal.
La Tasa de Subocupación aumentó a 6.6 %. Esto significa que cerca de cuatro millones de mexicanos que actualmente tienen un empleo no logran trabajar las horas que necesitan para satisfacer sus necesidades económicas básicas. Este fenómeno, lejos de ser un problema marginal, refleja que el empleo que se ofrece es insuficiente, parcial y, en muchos casos, mal remunerado.
El dato más alarmante es la Tasa de Informalidad Laboral, que alcanzó 54.4 % de la población ocupada al mes de marzo. Esto implica que más de la mitad de los trabajadores en México se desempeñan en condiciones de vulnerabilidad extrema: sin acceso a seguridad social, prestaciones laborales o estabilidad de ingreso. En un entorno donde las Pymes enfrentan una caída de utilidades y un aumento de los costos laborales, esta informalidad no sólo se perpetuará, sino que podría intensificarse, incrementando la desigualdad y debilitando aún más el mercado interno.
El cuadro general es contundente: México enfrenta un mercado laboral debilitado, precarizado y dominado por la informalidad. La caída en la participación económica, combinada con una recesión incipiente y un estancamiento en la generación de empleos de calidad, dibuja un futuro inmediato de contracción y desigualdad. En este contexto, las cifras de "baja desocupación" carecen de sentido real: no hay recuperación, sino agotamiento estructural.
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