Los datos del “Sistema de Indicadores Cíclicos” del INEGI confirman que la economía mexicana se encuentra en recesión técnica que amenaza con arrastrar al país hacia un 2025 con crecimiento negativo mientras los indicadores se tiñen de rojo

Unidad de Análisis Económico de Mexconomy

Ciudad de México.- Los datos que los funcionarios gubernamentales se niegan a admitir, los indicadores oficiales (INEGI) los gritan a voz en cuello: México se encuentra sumergido en una recesión técnica que no solo persiste, sino que se profundiza mes tras mes, amenazando con arrastrar a la economía nacional hacia un territorio de crecimiento negativo para 2025. El más reciente informe del Sistema de Indicadores Cíclicos (SIC) del INEGI no deja lugar a dudas: la economía mexicana se desmorona.

El Indicador Coincidente, termómetro oficial del estado general de la economía, marcó 99.6 puntos en febrero de 2025, manteniéndose por debajo del umbral crítico de 100 puntos y acumulando 12 meses consecutivos de diferencias mensuales negativas. No estamos ante una simple “desaceleración” o “ajuste temporal” —como suelen minimizarlo los discursos oficiales— sino frente a una contracción sostenida que cumple todos los criterios técnicos de una recesión.

"La situación es extremadamente preocupante porque ya no hablamos de un bache pasajero, sino de un deterioro estructural que se ha instalado en la economía mexicana", señala un destacado economista del sector público que prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.

El panorama es aún más desolador cuando se observan los componentes individuales del Indicador Coincidente. La actividad industrial, columna vertebral de la economía productiva, registró una caída de 0.15 puntos, el retroceso más pronunciado entre los indicadores. El empleo formal, medido a través de los trabajadores asegurados en el IMSS, continúa su tendencia negativa con -0.06 puntos, mientras que la tasa de desocupación urbana empeora con +0.03 puntos.

Si el diagnóstico actual resulta alarmante, las perspectivas futuras son francamente catastróficas. El Indicador Adelantado, diseñado específicamente para anticipar el comportamiento económico de los próximos meses, registró en marzo una caída de 0.18 puntos, profundizando su tendencia negativa por undécimo mes consecutivo.

Particularmente devastador resulta el desplome de la confianza empresarial, con una variación de -0.32 puntos en el componente de "momento adecuado para invertir", el más negativo de todos los indicadores. Este dato anticipa una contracción severa en la inversión privada, motor indispensable para cualquier recuperación económica.

"Cuando los empresarios retiran su confianza en la economía de forma tan contundente y sostenida, estamos ante una señal inequívoca de que el crecimiento negativo no solo es posible, sino altamente probable para 2025", advierte el economista entrevistado.

La recesión económica mexicana se configura como una tormenta perfecta donde convergen factores tanto internos como externos. En el plano doméstico, la caída en la actividad industrial (-0.15) y el deterioro del mercado laboral evidencian debilidades estructurales que las políticas públicas no han logrado contrarrestar.

Por el lado externo, el comportamiento del índice S&P 500, que registró una alarmante caída de 0.36 puntos, sugiere un entorno internacional cada vez más adverso para las exportaciones mexicanas, que representan cerca del 40% del PIB nacional.

En este contexto, resulta especialmente preocupante la desconexión entre el mercado bursátil nacional, que muestra una ligera recuperación (+0.05), y los fundamentos económicos reales. Esta divergencia podría estar anticipando una corrección brusca en los mercados financieros mexicanos cuando la realidad económica termine por imponerse.

Más allá de los indicadores y los análisis técnicos, la recesión económica ya está impactando en el bienestar de millones de mexicanos. La caída sostenida en el número de trabajadores asegurados en el IMSS (-0.06) y el aumento en la tasa de desocupación urbana (+0.03) revelan un mercado laboral formal que se contrae, con menos oportunidades y mayor precariedad. En contraste es de esperar para los siguientes meses un incremento del empleo informal.

En Mexconomy estamos observando una erosión progresiva del empleo formal, lo que implica no solo pérdida de ingresos sino también de acceso a servicios de salud y prestaciones sociales para muchas familias.

Esta situación podría agravarse en los próximos meses si, como anticipan los indicadores adelantados, la economía mexicana profundiza su fase contractiva durante el resto de 2025.

Resulta particularmente alarmante el contraste entre la contundencia de los datos oficiales del INEGI y la narrativa gubernamental que sistemáticamente minimiza o incluso niega la gravedad de la situación económica.

El Sistema de Indicadores Cíclicos, desarrollado con metodologías avaladas por la OCDE y alineadas con estándares internacionales, no deja espacio para interpretaciones optimistas: la economía mexicana está en recesión técnica y se dirige hacia un probable crecimiento negativo en 2025.

Los 12 meses consecutivos de diferencias mensuales negativas en el Indicador Coincidente y los 11 meses de deterioro en el Indicador Adelantado constituyen la evidencia científica irrefutable de una crisis económica en ciernes que las autoridades se resisten a reconocer.

La ausencia de medidas contracíclicas efectivas para enfrentar la recesión técnica sugiere una preocupante parálisis en la política económica, precisamente cuando más se necesita intervención decisiva para evitar que la contracción se profundice.

La pasividad frente a 12 meses consecutivos de deterioro económico es inexplicable desde cualquier escuela de pensamiento económico. Además, la conjunción de una política fiscal restrictiva con un entorno internacional adverso configura el escenario perfecto para que la recesión técnica actual se transforme en una recesión económica de mayor alcance, con consecuencias potencialmente devastadoras para el empleo, la inversión y el bienestar de la población.