Mayo de 2025 nos presenta una radiografía del mercado laboral mexicano que, lejos de ser alentadora, revela importantes vulnerabilidades estructurales que amenazan la estabilidad económica y social de miles de familias en el país.
A pesar de ligeros repuntes en algunos indicadores, la persistencia de la informalidad, la precarización del empleo y una peligrosa dependencia sectorial dibujan un panorama de fragilidad.
Los indicadores IGPERSE de mayo de 2025, aunque muestran un tenue crecimiento anual en el personal ocupado y las remuneraciones, ocultan una realidad más compleja. El Índice Global de Personal Ocupado (IGPOSE) se sitúa en 99.1 puntos, con una variación anual positiva de apenas 0.1%. Las remuneraciones, medidas por el IGRESE, suben un 3.1% anual, y las remuneraciones medias reales (IGREMSE) un 3.0%. Estos números, a primera vista, podrían interpretarse como signos de recuperación; sin embargo, un análisis más profundo revela que estos avances son frágiles y se asientan sobre cimientos inestables.
La variación mensual negativa en los tres índices principales (IGPOSE: ▼ -0.2%, IGRESE: ▼ -0.5%, IGREMSE: ▼ -0.4%) respecto a abril de 2025 es una señal de alerta.
Lo anterior constituye una desaceleración en la dinámica del empleo y los salarios, una falta de impulso sostenido y una volatilidad preocupante en el corto plazo. Puedes observar la trayectoria del personal ocupado total en el Gráfico 1: Serie Histórica - Personal Ocupado, donde la línea general se mantiene relativamente estancada alrededor de los 99-100 puntos en el índice.
El dato más contundente y alarmante es el incremento de la tasa de informalidad laboral a 54.8%, afectando a 33.0 millones de trabajadores. Esto significa que más de la mitad de la fuerza laboral mexicana opera al margen de la ley, sin acceso a seguridad social, prestaciones o derechos laborales básicos. Este ejército de trabajadores invisibles es el pilar de una economía paralela que, si bien absorbe mano de obra, lo hace a un costo social y fiscal incalculable.
Las implicaciones de esta informalidad masiva son devastadoras:
- Pérdida masiva de recaudación fiscal: Millones de transacciones y empleos quedan fuera del radar tributario, limitando la capacidad del Estado para invertir en infraestructura, salud y educación.
- Vulnerabilidad extrema: Estos trabajadores son los primeros en sufrir los embates de cualquier crisis económica o sanitaria, sin redes de apoyo institucionales.
- Imposibilidad de acceso a crédito formal: La informalidad los excluye del sistema financiero, perpetuando un ciclo de pobreza y limitando su capacidad de inversión y desarrollo.
Además, la tasa de ocupación en el sector informal ha crecido a 28.8%, lo que representa 17.4 millones de personas, consolidando una tendencia ascendente preocupante que socava los esfuerzos por formalizar la economía. La notoria brecha entre las líneas de "Personal Dependiente" y "Personal No Dependiente" en el Gráfico 1, donde esta última opera en un rango de índices significativamente inferior (entre 17 y 22 puntos), visualiza la magnitud de este segmento más vulnerable y la persistencia de la informalidad en el mercado laboral.
Empleo Precarizado: Sobrevivir con lo Mínimo
La precarización del empleo es otro de los pilares de la fragilidad laboral en México. La tasa de condiciones críticas de ocupación, aunque ha disminuido en 5 puntos respecto a 2024, sigue siendo crítica en 32.7%. Esto se traduce en que 23.0 millones de personas sobreviven con ingresos de hasta un salario mínimo, mientras que 17.9 millones perciben entre uno y dos salarios mínimos.
Estos datos revelan una realidad cruda: millones de mexicanos trabajan duro, pero sus ingresos apenas les permiten cubrir sus necesidades básicas. Esta situación limita severamente el consumo interno, frena el crecimiento económico y acentúa la desigualdad social. La reducción en el trabajo asalariado (de 66.8% en 2024 a 66.0% en 2025) y el aumento de trabajadores por cuenta propia sin empleados son síntomas de esta precarización, que fomenta la proliferación de microempresas de subsistencia, con baja productividad y nula proyección. Aunque las Remuneraciones Totales y Medias Reales (visibles en el Gráfico 2) muestran un crecimiento en términos de índice real, esto no necesariamente contradice la precarización, ya que el punto de partida y la distribución de esos ingresos pueden seguir siendo deficientes para la mayoría.
El mercado laboral mexicano sigue siendo un campo desigual para las mujeres. Con una participación económica del 46.5% frente al 75.1% de los hombres, la brecha de 28.6 puntos porcentuales es un reflejo de barreras sistémicas que impiden su plena incorporación y desarrollo profesional. Además, las mujeres se concentran desproporcionadamente en sectores de menor remuneración y con mayor vulnerabilidad a las crisis, perpetuando un ciclo de desventaja.
La dependencia excesiva del sector servicios (45.1% de la población ocupada) y el comercio (19.7%) agrava la fragilidad del mercado. Esta concentración del 64.8% del empleo en el sector terciario expone a la economía a shocks externos y a una menor productividad promedio en comparación con sectores industriales.
Por otro lado, el declive manufacturero es alarmante. La industria manufacturera representa solo el 15.5% del empleo, con una pérdida de 608,813 empleos manufactureros históricos. Esto debilita la base productiva del país y su capacidad de generar valor agregado y empleos de mayor calidad.
Alertas Demográficas y Regionales
El desempleo juvenil es una bomba de tiempo, con el 31.5% de los desocupados en el grupo de 15-24 años y el 49.5% entre los 25 y 44 años. La pérdida de este capital humano joven y el riesgo de que caigan en la informalidad o el desempleo de larga duración son graves. La alta rotación laboral, evidenciada por el 45.5% de desocupados por un mes o menos, sugiere inestabilidad en los empleos disponibles.
Las brechas urbano-rurales son extremas, con la informalidad alcanzando el 69.2% en áreas menos urbanizadas, frente al 41.0% en zonas urbanas. Esto subraya la necesidad de políticas de desarrollo regional diferenciadas que aborden las realidades específicas de cada zona.
Los datos a mayo de 2025 son un contundente llamado de atención. El mercado laboral mexicano no solo enfrenta desafíos coyunturales, sino que exhibe vulnerabilidades sistémicas críticas que, de no ser atendidas con determinación, pueden desencadenar una crisis de ingresos fiscales, un aumento de la pobreza y la desigualdad, una pérdida de competitividad internacional y una inestabilidad social y política.

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