México ingresa a 2026 arrastrando una crisis que las cifras oficiales apenas comienzan a revelar: economía informal en máximos históricos, consumo privado desacelerándose y manufactura expulsando trabajadores mientras fingen estabilidad productiva y tasas de empleo récord.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) construyen un diagnóstico devastador que exige lectura sin anestesia: el modelo económico mexicano está colapsando desde sus cimientos. La economía informal alcanzó 25.4% del PIB en 2024, incrementando 0.7 puntos porcentuales respecto al año anterior. Pero el dato brutal reside en la asimetría productiva: 54.4% de la población ocupada —más de la mitad de los trabajadores mexicanos— genera apenas 25 pesos de cada 100 del PIB nacional. Esta ecuación perversa significa que millones de mexicanos trabajan sin protección social, sin derechos laborales, sin capacidad de ahorro y sin futuro previsible. El sector informal creció 7.4% en términos reales, superando ampliamente el dinamismo de la economía registrada.
No es coyuntura: es la consolidación de un modelo dual donde la informalidad no es residuo del subdesarrollo, sino estructura permanente del capitalismo populista mexicano.
Mientras tanto, el consumo privado —motor histórico de la demanda agregada— anticipa su primera contracción mensual en meses. El Indicador Oportuno del Consumo Privado (IOCP) proyecta una caída de 0.1% en noviembre de 2025, tras una desaceleración anual de 3.2% a 2.6%. Los hogares mexicanos enfrentan restricciones crecientes: crédito agotado, tasas de interés elevadas, inflación persistente en bienes básicos y salarios que, aunque nominalmente crecen, pierden poder adquisitivo real cuando se integra el componente de precarización laboral. Si el consumo se contrae de manera sostenida en 2026, el efecto dominó alcanzará al comercio minorista, los servicios y la manufactura de bienes de consumo, cerrando el círculo vicioso.
¿Crecimiento sin trabajadores?
La industria manufacturera encapsula la paradoja terminal del modelo. En octubre de 2025, la producción creció apenas 0.7% anual —estancamiento disfrazado de expansión—, mientras el empleo se desplomó 2.5% en el mismo periodo. Peor aún: el personal eventual colapsó 13.7%, señalando que las empresas no solo despiden, sino que eliminan esquemas de contratación flexible para concentrarse en plantillas mínimas. Las horas trabajadas cayeron 1.8% anual pese a que la producción subió, revelando intensificación laboral extrema: los trabajadores restantes cubren las tareas de quienes fueron expulsados.
Las remuneraciones reales subieron 5.0% anual, pero este dato esconde una realidad perversa:
Aumentos para una base laboral cada vez más reducida.
No hay democratización del bienestar, sino concentración de ingresos en quienes conservan empleo formal.
Sectores tradicionales colapsan: madera -11.0%, equipo de transporte -7.0%, textiles entre -3.3% y -5.6%, muebles -7.1%. Solo resisten sectores especializados vinculados a cadenas globales de valor: derivados del petróleo +32.4%, equipo electrónico +10.5%. México se desindustrializa, perdiendo capacidad productiva diversificada a cambio de nichos tecnológicos que emplean cada vez menos personas.
2026: Escenarios de riesgo y ausencia de respuestas
La convergencia de estas tres crisis construye escenarios de riesgo para 2026. Si el consumo privado se contrae de manera sostenida, la manufactura —ya estancada— profundizará su caída, generando más despidos y retroalimentando la desaceleración del gasto. La economía informal, lejos de absorber el excedente laboral como válvula de escape, perpetuará la trampa de baja productividad, nula protección social y aumento de la pobreza estructural. Más de la mitad de los mexicanos seguirán trabajando sin contratos, sin pensiones, sin seguro médico, sin capacidad de financiamiento formal.
El panorama externo agrava la vulnerabilidad. La economía global enfrenta presiones inflacionarias residuales, política monetaria restrictiva en Estados Unidos, tensiones geopolíticas que impactan cadenas de suministro y riesgos de recesión en principales socios comerciales. México carece de espacio fiscal para estímulos contracíclicos significativos, mantiene una inversión pública insuficiente en infraestructura productiva y arrastra décadas de rezago en educación, ciencia y tecnología. La productividad total de los factores permanece estancada desde los años noventa.
Las autoridades económicas insisten en narrativas de estabilidad macroeconómica, señalando reservas internacionales robustas, finanzas públicas ordenadas y renocación del T-MEC. Pero la estabilidad macro sin inclusión social y sin dinamismo productivo es espejismo estadístico. 25.4% de informalidad en el PIB, 2.5% de destrucción de empleo manufacturero formal y consumo privado en contracción no son datos aislados: son síntomas de un modelo agotado que ya no genera prosperidad ni distribución del ingreso.
La pregunta incómoda para 2026
¿Es posible sostener la estabilidad social con 54.4% de trabajadores informales, manufactura que expulsa empleos y consumo que se contrae? La respuesta honesta es no. Sin políticas activas de formalización laboral, reindustrialización estratégica, inversión en productividad y redistribución del ingreso, 2026 consolidará la mexicanización de la precariedad: un país que produce estadísticas de crecimiento marginal y empleo boyante, mientras millones de personas sobreviven en economías de subsistencia.
México cambia su modelo económico hacia la inclusión productiva de las empresas formales, o administra el colapso gradual de su tejido social. 2026 no será el año del quiebre visible —las crisis estructurales son lentas—, pero será el año en que la evidencia empírica haga insostenible el discurso de la "Transformación". La tormenta ya está aquí. Solo falta que en Palacio Nacional quieran reconocerla y no esconderla bajo las viejas alfombras de Palacio Nacional.
Nota al lector: la gráfica interactiva está optimizada para su correcta lectura y exploración en pantallas de mayor tamaño (computadora o tableta). En dispositivos móviles, algunos detalles de ejes, etiquetas o series pueden visualizarse de forma limitada.
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