En noviembre de 2025 la actividad económica se estancó en términos anuales y retrocedió en el corto plazo. El dato no es menor: el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registra una variación anual de 0.0% y una caída mensual de -0.2%, confirmando el estancamiento de la economía con crecientes desequilibrios sectoriales.

Mexconomy — Se perfila un escenario de desaceleración silenciosa. Aunque el nivel del índice se mantiene en 104.6 puntos (base 2018=100), la trayectoria reciente apunta a una pérdida de dinamismo que se ha vuelto persistente. La economía no cae de forma abrupta, pero tampoco logra consolidar una senda de crecimiento.

El desglose por grandes sectores revela las debilidades estructurales del crecimiento. Las actividades secundarias, motor tradicional de la economía, registrarían en noviembre una contracción anual de -1.5% y una caída mensual de -0.3%. La industria opera en un entorno de baja demanda, altos costos y pérdida de competitividad, lo que limita su capacidad de arrastre sobre el resto de la economía.

Las actividades terciarias muestran un comportamiento más resiliente, con un avance anual estimado de 0.8%. Sin embargo, su crecimiento resulta insuficiente para compensar el deterioro industrial. A tasa mensual, los servicios también retrocederían -0.1%, una señal de que el consumo y las actividades ligadas al mercado interno comienzan a resentir el enfriamiento general.

El contraste entre sectores explica el estancamiento agregado. La economía depende cada vez más de servicios de bajo crecimiento, mientras la base productiva pierde fuerza. Esta composición limita el potencial de expansión y amplifica la vulnerabilidad ante choques externos o ajustes financieros.

Riesgos

El balance de riesgos es claramente negativo. La falta de crecimiento mensual, combinada con un desempeño anual nulo, sugiere que el cierre de 2025 podría marcar uno de los periodos más débiles desde la recuperación postpandemia. La incertidumbre externa, las tensiones comerciales y la debilidad de la inversión interna agravan el panorama.

Además, los intervalos de confianza del IOAE muestran una elevada dispersión, lo que refleja un entorno volátil y difícil de anticipar. Si la industria no recupera dinamismo y los servicios no aceleran, el estancamiento podría prolongarse hacia 2026. El dato de noviembre no es una anomalía estadística: es una advertencia temprana de que la economía mexicana opera al límite de su inercia, sin motores claros de crecimiento.

El mensaje es contundente: México no está en recesión, pero tampoco crece. La economía se mueve en terreno plano, con riesgos a la baja y sin márgenes amplios para absorber choques. El problema no es coyuntural, sino estructural.

Nota al lector: la gráfica interactiva está optimizada para su correcta lectura y exploración en pantallas de mayor tamaño (computadora o tableta). En dispositivos móviles, algunos detalles de ejes, etiquetas o series pueden visualizarse de forma limitada.

Fuente: INEGI, Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), estimaciones econométricas con cifras desestacionalizadas que anticipan el comportamiento del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE). El IOAE se publica con hasta cinco semanas de antelación respecto al IGAE y presenta intervalos de confianza al 95%, por lo que sus resultados son indicativos y no sustituyen las cifras oficiales definitivas.


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