En 2024, el sector turístico aportó 8.7% del Producto Interno Bruto nacional y generó 2.9 millones de empleos. A primera vista, el balance parece positivo: el PIB turístico creció 2.5% en términos reales, por encima del crecimiento de 1.3% del conjunto de la economía.
Mexconomy — Sin embargo, una lectura más fina revela un crecimiento apoyado en inercias frágiles, con señales claras de concentración, pérdida de eficiencia y vulnerabilidad laboral.
El valor del PIB turístico alcanzó 2 billones 713 mil millones de pesos, impulsado principalmente por alojamiento para visitantes, transporte de pasajeros y restaurantes, bares y centros nocturnos. Estas actividades concentraron la mayor parte del valor agregado, confirmando que el modelo turístico mexicano sigue dependiendo de servicios tradicionales y de bajo contenido tecnológico. Mientras tanto, rubros como agencias de viajes y comercio turístico mostraron retrocesos reales, reflejo de cambios en patrones de consumo y presión competitiva.
El dinamismo del sector no fue homogéneo. En términos reales, los servicios de transporte de pasajeros crecieron 5.6% y los servicios culturales avanzaron 4.2%, pero los restaurantes y bares cayeron -5.7%, una señal de desgaste en actividades intensivas en mano de obra. Esta divergencia sugiere que el crecimiento turístico se apoya en nichos específicos, sin arrastre amplio sobre toda la cadena productiva.
El empleo confirma esta fragilidad. Aunque el sector generó 3.5% más puestos de trabajo que en 2023, el avance se concentró en otros servicios y en alojamiento. En contraste, las artesanías y las agencias de viajes registraron caídas significativas, con retrocesos de -7.5% y -15.4%, respectivamente. El turismo crea empleo, pero lo hace de manera desigual y con segmentos claramente en deterioro.
Consumo interno dominante
El consumo turístico ascendió a 4 billones 796 mil millones de pesos, de los cuales 94% se realizó dentro del país. De cada 100 pesos gastados por visitantes, 83 pesos provinieron de residentes nacionales. Esta alta dependencia del mercado interno amortigua choques externos, pero también limita el potencial de crecimiento y expone al sector a la debilidad del ingreso y del empleo doméstico.
El consumo receptivo se concentró en vacaciones (78.4%), mientras que los viajes de negocios tuvieron un peso marginal. Esta estructura reduce la resiliencia ante crisis internacionales y refuerza la estacionalidad. El turismo mexicano crece, pero lo hace sin diversificación suficiente, con baja productividad relativa y una fuerte exposición a cambios en la demanda interna.
La advertencia es clara: el turismo sigue siendo un pilar relevante, pero su aporte descansa en una base estrecha. Sin innovación, mayor sofisticación de servicios y mejora en la calidad del empleo, el sector corre el riesgo de convertirse en un sostén voluminoso, pero cada vez menos dinámico para la economía mexicana.
Nota al lector: la gráfica interactiva está optimizada para su correcta lectura y exploración en pantallas de mayor tamaño (computadora o tableta). En dispositivos móviles, algunos detalles de ejes, etiquetas o series pueden visualizarse de forma limitada.
Fuente: INEGI, Cuenta Satélite del Turismo de México (CSTM) 2024, año base 2018. La información corresponde a agregados nacionales sobre PIB turístico, consumo turístico y puestos de trabajo ocupados remunerados. La CSTM no presenta desagregación por entidad federativa, por lo que los datos no permiten identificar comportamientos específicos a nivel estatal o municipal.

0 Comentarios