¿El PIB crece 0.2%… gracias a un 4% del total? Los datos oficiales del INEGI confirman una paradoja estadística que debería alarmar más que tranquilizar: el Producto Interno Bruto (PIB) creció 0.2% en el primer trimestre de 2025 únicamente porque el sector primario se disparó 7.8%. ¿Es esto real?
Mexconomy - Este sector, el primario, compuesto por agricultura, ganadería, pesca y silvicultura, representa apenas el 3.8% del PIB nacional. Sin embargo, en un contexto donde las actividades secundarias (industria, manufactura, minería, construcción) cayeron -0.1%, y las actividades terciarias (servicios) también retrocedieron -0.1%, curiosamente el fuerte rebote agrícola se convirtió en el único sostén estadístico del crecimiento de la economía mexicana.
Esto es, sin duda, una estructura desequilibrada del crecimiento. Según el propio boletín técnico del INEGI, el comportamiento por sector fue el siguiente:
- Actividades primarias: +7.8% trimestral | +6.7% anual
- Actividades secundarias: -0.1% trimestral | -1.3% anual
- Actividades terciarias: -0.1% trimestral | +1.1% anual
Esto significa que el único componente del PIB que crece con fuerza es el que menos peso tiene. Mientras tanto, los motores centrales de la economía —industria y servicios— están estancados o en retroceso. No se trata de una recuperación equilibrada, sino de un desequilibrio funcional que oculta la debilidad generalizada de la actividad económica.
Así que es pertinente preguntarse si el rebote agrícola es: ¿milagro o corrección técnica?
¿Qué explica este repunte del campo? No se trata de un ciclo estructural de bonanza. Por el contrario, las actividades primarias venían de una caída profunda en diciembre de 2024: -8.0% anual y -2.0% mensual, afectadas por condiciones climáticas adversas y cuellos logísticos. El crecimiento actual es más bien un rebote estadístico sobre una base deprimida, no un crecimiento real.
Además, no corresponde a un repunte estructural del ciclo agrícola. El primer trimestre del año no coincide con la cosecha del ciclo primavera-verano, que inicia entre julio y noviembre. Por tanto, sin conceder, el aumento en el PIB primario se debe probablemente a regularizaciones, inventarios o levantamientos rezagados del ciclo otoño-invierno.
¿Qué dicen los otros sectores de la economía?
Industria y servicios: el deterioro silencioso
En contraste, el boletín confirma una situación crítica en el resto de la economía:
- Minería: -9.3% anual
- Construcción: -0.2% anual
- Manufacturas: +0.7% anual (con tendencia volátil)
- Comercio mayorista: -4.6% anual
- Transporte y almacenamiento: -0.3% anual
- Servicios de alojamiento y alimentos: -1.9% anual
Estos sectores tienen un peso estructural altísimo en empleo formal, inversión fija bruta y consumo interno. Su estancamiento indica que la economía real no está creciendo, aunque el promedio aritmético del PIB sí lo haga gracias al campo.
Una economía colgada de un hilo estadístico
Decir que México “crece” porque su PIB aumentó 0.2% es políticamente correcto, pero económicamente insostenible. El crecimiento está colgado de un sector marginal que no puede sostener a una economía de servicios urbanos, industria pesada, comercio y exportación.
En lugar de reconocer este desequilibrio, el oficialismo económico prefiere insistir en que “no hay recesión” porque no se cumplen sus tres criterios formales: duración, difusión y profundidad. Pero la pregunta ya no es si México está o no en recesión técnica. La pregunta es: ¿qué tan grave es que la economía nacional sólo se sostenga por un puñado de cosechas?
Los datos del INEGI revelan que México evitó la recesión técnica gracias al campo. Pero el campo no puede evitar la recesión práctica. Mientras la industria se contrae, los servicios pierden fuerza y la inversión privada se debilita, la economía se desliza en un modelo de crecimiento frágil y desequilibrado.
En este contexto, el crecimiento del PIB reportada el día de hoy es más un artificio estadístico que un reflejo de dinamismo económico. Y si el gobierno insiste en celebrar este 0.2%, debería aclarar que no es fruto de una estrategia económica efectiva, sino del impulso de un sector históricamente abandonado que, por una “milagro” y por única vez, dio un respiro numérico a la economía mexicana. El resto de la economía sigue en caída.
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