El mercado laboral mexicano atraviesa un momento crítico que revela vulnerabilidades profundas en su estructura económica. En agosto de 2025, la Población Económicamente Activa (PEA) alcanzó 61.3 millones de personas, registrando una disminución de 274 mil personas respecto al mismo mes del año anterior.
Mexconomy — El descenso representa la primera contracción significativa después de varios años de crecimiento sostenido, y marca un punto de inflexión que merece análisis detallado.
La tasa de participación económica se ubicó en 58.8%, cayendo 1.4 puntos porcentuales respecto a agosto de 2024 cuando se situaba en 60.2%. Esta caída es particularmente preocupante porque sugiere que un número creciente de personas en edad de trabajar está abandonando la búsqueda activa de empleo, fenómeno conocido como "desaliento laboral". Cuando los trabajadores dejan de buscar porque perciben escasas oportunidades, desaparecen de las estadísticas oficiales, ocultando el verdadero deterioro del mercado.
El comportamiento por género revela asimetrías estructurales que profundizan la vulnerabilidad. La tasa de participación de las mujeres cayó 0.8 puntos porcentuales hasta 45.2%, mientras que la de los hombres se desplomó 2.0 puntos hasta 74.3%. Este descenso masculino duplica al femenino, sugiriendo que sectores tradicionalmente dominados por hombres —como construcción y manufactura— están experimentando contracciones más severas. Con 25.0 millones de mujeres y 36.3 millones de hombres en la PEA, la brecha de género en participación laboral permanece abismal: menos de la mitad de las mujeres participan activamente en el mercado laboral, frente a casi tres cuartas partes de los hombres.
La población ocupada totalizó 59.5 millones de personas, representando 97.1% de la PEA, con una reducción anual de 201 mil personas. Aunque superficialmente la tasa de ocupación parece robusta, el desglose revela tendencias preocupantes: las mujeres ocupadas aumentaron apenas 41 mil mientras los hombres ocupados cayeron 242 mil. Esta pérdida neta de empleos masculinos, concentrada probablemente en sectores formales mejor remunerados, sugiere un deterioro en la calidad del empleo disponible.
Desocupación
La tasa de desocupación se situó en 2.9%, apenas 0.1 puntos porcentuales por debajo del año anterior, con 1.8 millones de personas desocupadas. Si bien esta cifra puede parecer baja en comparación internacional, debe interpretarse con cautela. En México, la definición de desocupación es restrictiva: solo cuenta a quienes no trabajaron ni una hora durante la semana de referencia pero buscaron activamente empleo. Esto excluye a millones de personas desalentadas que dejaron de buscar.
La desocupación femenina disminuyó de 834 mil a 774 mil personas, con una tasa de 3.1%, mientras que la desocupación masculina se mantuvo en 1.0 millón con tasa de 2.8%. La reducción de 60 mil mujeres desocupadas podría interpretarse positivamente, pero dado que la ocupación femenina solo creció 41 mil, esto sugiere que aproximadamente 19 mil mujeres salieron completamente del mercado laboral, engrosando la Población No Económicamente Activa.
Crecimiento de la Inactividad
La PNEA creció dramáticamente 2.2 millones de personas, alcanzando 42.9 millones y representando 41.2% de la población de 15 años y más. Este incremento de 1.4 puntos porcentuales en un solo año es alarmante. Dentro de este grupo, 5.5 millones se declararon disponibles para trabajar pero no buscaron activamente empleo, constituyendo una reserva laboral oculta del 12.9%. Si estas personas fueran contabilizadas en la tasa de desocupación real, el panorama sería significativamente más sombrío.
Esta expansión de la inactividad económica representa una vulnerabilidad crítica. Cuando millones de personas en edad productiva no participan en el mercado laboral, se pierden años de acumulación de capital humano, se reducen las contribuciones a sistemas de seguridad social, y se perpetúan ciclos de pobreza intergeneracional. El hecho de que 37.4 millones de personas estén clasificadas como "no disponibles" sugiere barreras profundas: falta de acceso a servicios de cuidado infantil, discriminación etaria, obsolescencia de habilidades, o simplemente la percepción de que no existen oportunidades viables.
Las vulnerabilidades identificadas apuntan a un mercado laboral que no solo se contrae, sino que expulsa trabajadores hacia la inactividad. La caída en participación económica, especialmente masculina, combinada con el crecimiento explosivo de la población inactiva, señala una economía que no genera suficientes empleos de calidad para absorber a su fuerza laboral potencial. La brecha de género persistente y la vulnerabilidad oculta de millones de "disponibles" que no buscan empleo constituyen bombas de tiempo social que requieren políticas públicas urgentes y estructurales, no solo medidas coyunturales.
El verdadero desafío no está en la tasa de desocupación oficial de 2.9%, sino en el desaliento masivo que mantiene a más del 40% de la población en edad de trabajar completamente fuera del mercado laboral. Hasta que México no enfrente estas vulnerabilidades estructurales —creando empleos formales, dignos y suficientes; eliminando barreras a la participación femenina; y recuperando a los trabajadores desalentados— el mercado laboral seguirá siendo una fuente de fragilidad económica y social.
Participación: 45.2% (-0.8)
Ocupadas: 24.3M (+41 mil)
Desocupadas: 774 mil (3.1%)
Participación: 74.3% (-2.0)
Ocupados: 35.2M (-242 mil)
Desocupados: 1.0M (2.8%)

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