La industria manufacturera mexicana cerró septiembre de 2025 con señales contradictorias que revelan una recuperación frágil y selectiva. Mientras el volumen físico de la producción registró un modesto avance mensual de 0.2%, la comparación anual muestra una contracción de 2.0%.

Mexconomy — El panorama laboral manufacturero resulta particularmente preocupante. El personal ocupado total cayó 0.1% mensual y 2.6% anual, con un deterioro alarmante en el personal no dependiente —trabajadores contratados por honorarios o mediante outsourcing— que se desplomó 13.7% respecto al año anterior. Este fenómeno refleja no solo la precarización del empleo manufacturero, sino también la incertidumbre empresarial ante un entorno económico volátil. Las horas trabajadas siguieron la misma trayectoria descendente: -0.4% mensual y -3.3% anual, evidenciando subutilización de la capacidad productiva instalada.

Remuneraciones al alza, pero productividad estancada

Paradójicamente, las remuneraciones medias reales crecieron 3.7% en términos anuales, aunque cayeron 0.9% en septiembre. Este incremento salarial, positivo en apariencia, contrasta con la reducción del empleo y las horas laboradas, sugiriendo una ecuación insostenible: salarios más altos para menos trabajadores en un contexto de producción estancada. El personal no dependiente vio aumentar sus remuneraciones 9.9% anualmente, compensando apenas la drástica reducción de plazas en este segmento.

Ganadores y perdedores sectoriales

El análisis por subsectores revela profundas asimetrías. Los productos derivados del petróleo y carbón lideraron con un crecimiento espectacular de 16.4% anual, seguidos por equipos electrónicos (6.7%) y maquinaria y equipo (7.1%). En contraste, sectores tradicionales se hundieron: la industria de la madera retrocedió 12.5%, el equipo de transporte cayó 8.3% y los insumos textiles perdieron 9.4%.

Esta polarización revela una manufactura mexicana que se inclina hacia la alta tecnología intermedia y los energéticos, mientras abandona sectores intensivos en mano de obra. El riesgo es claro: una economía manufacturera cada vez más dependiente de pocos sectores dinámicos, vulnerable ante shocks externos y con limitada capacidad para generar empleo suficiente. La recuperación mensual no debe ocultar la realidad anual: México pierde terreno manufacturero en un momento crítico para su competitividad regional.


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